Jesús nos llama a seguirle. Todo están invitados, algunos se convierten en seguidores, y otros cuantos dejan sus redes.
Nací en la Iglesia Episcopal. Mi papá fue un sacerdote Episcopal. Mis padres crecieron en la Iglesia Episcopal. Asistieron en su escuela dominical. Estaban involucrados en ministerio con otros jóvenes. Fueron a la universidad donde estaban involucrados con otros que fueron episcopales. Estaban casados en la Iglesia Episcopal. Mis padres se enamoraron dentro de la Iglesia Episcopal y ellos aman la tradición de la iglesia también.
Mi madre me dio a luz y me dieron el regalo de bautismo y luego me nutrieron en la fe cristiana y me condujeron a confirmar mi fe. Fui un cristiano. Fui un episcopal.
Agradezco por siempre a mis padres por el regalo de amor, por el regalo de fe, y por el regalo de la iglesia Episcopal en mi vida.
Al fin fue Jesús haciendo trabajo en mí que abrió las puertas para el ministerio. Fue Cristo en mí que me condujo al ministerio. Y, fue mi voluntad dejar caer mis redes que llevaba delante de mí y al final rendirme para que Cristo agarre mi vida, mi corazón, y mi ministerio.
Hoy en el Evangelio de Lucas recibimos una vista de lo que nuestra respuesta podría ser cuando el reinado de Dios se acerca a de nosotros.
Muchos están invitados, algunos se convierten en seguidores, y unos cuantos dejarán sus redes.
Empezamos por ver a Jesús rodeado de personas. Éstas son personas ocupadas con sus vidas. Son personas con trabajos. Son: Los comerciantes, los cocineros, los limosneros, y toda clase de personas que a menudo sigue a las fuerzas armadas. Las personas le presionan a Jesús echarse adelante. Ellos escuchan lo que él dice. Oyen la invitación. Son movidos por la invitación dada a ellos para seguir la Palabra de Dios. La redención, la gracia, y la misión de Jesucristo son animadoras. Por eso que le presionan adelante. Todo está invitado.
Jesús se sienta entre algunos pescadores que han terminado el trabajo de su noche. Él se sienta y escucha y enseña. Jesús escucha y enseña. Finalmente, el pueblo continúa presionándole a él. Podemos suponer que su estilo de escuchar y enseñar hizo la invitación para acudir a la vida con él en el reino de Dios, y aún más atrayente.
Entonces, Jesús dice, vuélvanse a las aguas más profundas. Metan este bote a la fuerza y pon tus redes en ella.
¿Cuántas veces nos pide Jesús a nosotros que nos arriesguemos en lo profundo, y cambiemos de dirección y que no estemos contentos para permanecer en agua pacífica?
El modelo para el discipulado en Lucas no está sin la lucha para un seguidor, sin preguntar por qué. Simon ciertamente hace esto diciéndole a Jesús, respetuosamente, “no hay pez para pescar. Hemos trabajado toda la noche.”
¿Cuántas veces oímos esto? Cuántas veces oímos la invitación de Jesús y le hacemos caso - damos un paso adelante. Oiremos su invitación para ir más profundo, y pondremos un pretexto. Los seres humanos, usted y yo somos hábiles en dar disculpas.
Estos hombres fueron verdaderas personas de fe. Cada uno de ellos mira al otro fijadamente en los ojos y dirá que no podemos; ni modo, lo probamos.
Oh que queremos creer que nosotros somos diferente. Usted y yo, ambos, conocemos que somos mejores que Simon, pero tanto que admiramos también a Simon, al menos nuestros corazones heridos serán. Queremos creer que esa la llamada de Jesús entraría al fondo sin dificultad. Queremos creer que nosotros no volveríamos más resistentes, algo que nosotros en realidad queremos hacer. Nosotros muchísimo, adentro nuestra reconditez queremos que la fe sea más fácil, pero yendo más al fondo, cavando más profundo, viviendo más profundo, es realmente muy difícil.
“Boga mar adentro” señala Jesús. “Y, arroje esa red.” Por supuesto que recogen una red tan llena hasta que la red está por reventar. ¡La red en el Evangelio de Lucas se arriesga hasta quebrarse! El amo estaba en lo correcto, el maestro fue sabio.
Tan grande es la recogida que Simon llama a los otros para ayudarles. “Vengan, ayuda,” él grita. No sólo un bote es lleno sino dos botes están llenos. Éste es un hecho que pocos olvidarán.
Esto es lo que nos ocurre como individuos.
Descubrimos la abundancia de la gracia de Dios cuando vamos a fondo. Descubrimos el regalo abrumador de Dios cuando nos volvemos más confiados. Nuestro sentido de escasez se convierte en una comprensión de generosidad.
Haciendo frente a la gracia abundante, Simon cae de rodillas antes del Mesías. En este momento milagroso vemos la imagen de la gran reunión, la nube de testigos como Peter reconoce quizá el mensaje de la Palabra de Dios que ha venido a todas las naciones. Quizá en el mismo instante Simon reconoce el significado de lo que Isaías y Simeón nos profetizaron a nosotros – todas las naciones serán recogidas debajo de las alas del reinado de Dios a través del ministerio de Jesús.
La respuesta de Jesús es darle al ministerio a Simon y Santiago y Juan. Cuando la revelación de Cristo es discernida, y la respuesta de alabanza humilde y arrepentimiento es emprendida, Dios nos da ministerio. Aquí vemos el patrón muy antiguo que corre a todo lo largo de las Sagradas Escrituras, y se capta en este momento. El punto de vista de Jesús dice que no teman que ustedes irán conmigo y seremos una red para personas.
Aquí obtenemos lo que será el sello de los lingotes de oro de Evangelio de Lucas: Dejaron caer todo y entendieron. Pues para Lucas la imagen del discipulado del Mesías es claro: El reconocimiento y la realización del señorío de Cristo, una respuesta de humildad y arrepentimiento – un deseo de verdaderamente cambiar su vida y volverse la espalda a la vida antigua, sólo para Jesús. Es el don del ministerio por el Espíritu Santo y la inmediatez de entender.
Todo son invitados, algunos se convierten en seguidores, y los otros cuantos dejan sus redes.
Cuando nosotros, los episcopales, elegimos seguir a Jesús le hacemos a Dios una promesa que seguiremos Jesús en una forma particular. Prometemos:
- Lear la Biblia regularmente
- Rezar diariamente
- Participar de la Cena de Señor
- Trabajar para abstenerse de pecado, y arrepentirse cuando se encuentra en pecado
- Proclamar por palabra y el amor el ejemplo de Jesús para el mundo
- Intentar servirle a Cristo en todas las personas
- Amar a otros como a si mismo
- Luchar por justicia en sus comunidades
- Buscar la paz en sus vecindades
- Respetar a los demás, hombres y mujeres
- Tratar otros con dignidad
Éste es trabajo arduo.
La red tiene que aferrarse para sus redes. Es trabajo arduo mantenerse enfocado en el ministerio de Jesús. El mundo querrá que usted enfoque la atención en otras cosas. El mundo le jalará.
El trabajo le jalará. Sus amigos le jalarán. Los poderes y las autoridades le jalarán.
Usted puede permanecer en agua de poca profundidad toda su vida entera, puesto que no le invita como Jesús los invitó. Pero uno confirmado está en las aguas profundas, el agua de discipulado donde la vida en Cristo es vivida.
Usted debe descartar la red de adicciones, comodidades, y una vida fácil y elegir arriba de la cruz y siguen a Jesús.
Deje caer las cosas que le entrampan y enreden. Deje caer sus redes.
Las voces de este mundo le dirán ya haya estado allí. “Usted ya ha probado eso. Usted ya se ha vuelto lo suficientemente profundo. No arriesgue nada. No juegue juegos de azar en Jesús. Él es simplemente otro profeta. Ésta es simplemente otra iglesia.” Éstas son las mentiras que le dirá a usted mismo para que usted no tenga que dejar caer sus redes y seguir Jesús.
¿Seremos usted y yo tan atraído para oír las palabras radicales de Jesús para seguirle en las aguas profundas?
¿O, nos quedaremos dentro de la seguridad de la costa?
Estaremos listos, cuándo nos es preguntado, alcanzarán lo profundo y oscuro para llegar a la gente, haremos eso?
Estaremos dispuestos a ir a esas personas a quienes Jesús nos envía?
Estaremos dispuestos para obedecer el señoría de Cristo?
¿Somos capaces verdaderamente arrepentirnos y nombrar las cosas que nos poseen?
Estaremos dispuestos apartarnos de ellos y seguir a Jesús?
Vacilar, demorarse, es perder la oportunidad de ministerio.
Debemos suplicar, Señor que me llamas, da me la fuerza para entrar en las aguas profundas contigo. Da me la fuerza para ir a fondo y ser tu misionero de las buenas noticias. Da me la fuerza Señor para dejar caer las cuerdas que me atan por el amor que me llama por señas a seguir.
No comments:
Post a Comment